La evaluación inicial es un momento clave del curso. En este corto
período de dos o tres semanas hay que valorar el nivel de adquisición de
competencias del alumnado para adaptar la programación del curso. Al
menos este es mi concepto de evaluación inicial.
Sin embargo, esta evaluación le plantea a muchos docentes, y como consecuencia a las familias y al alumnado, una situación extraña porque no se termina de entender la evaluación inicial como un período de valoración de capacidades y competencias y se mantiene mayoritariamente la visión de la evaluación simplemente de contenidos. Contenidos, por otra parte, que se han olvidado en un porcentaje muy alto. En definitiva, que como me dijo un docente en el encuentro de buenas prácticas de Órgiva ¿si no haces exámenes, cómo evalúas? Mientras sigamos confundiendo evaluación con calificación no habrá solución. ¿La evaluación inicial es sólo una prueba escrita, es un período, son varias pruebas, una tontería que hace perder el tiempo para no poder al final dar “el programa” (o mejor dicho, terminar el temario del libro de texto), hay que poner nota, no hay que ponerla? En fin, todo un debate que encierra una concepción tradicional y anquilosada del aprendizaje del alumnado y de su evaluación.
Sinceramente, yo pienso que no se debe valorar el nivel de adquisición de contenidos concretos y de área porque esto supondría valorar sólo la capacidad memorística del alumnado y no su capacidad para poder desarrollar las competencias a lo largo del curso que vamos a compartir. Y porque, además, ofrece unos resultados engañosos y frustrantes para la Comunidad Educativa.
Por eso no hago exámenes tampoco en la evaluación inicial. Hay alternativas. Estas son:
En 4º de ESO, en Historia, hemos hecho lo siguiente:
Para el Proyecto Integrado de Informática de 1º de bachillerato, el alumnado se ha creado un blog, cuentas en ivoox y youtube y han rellenado un cuestionario de intereses TIC.
Y en Historia de España de 2º de Bachillerato hemos hecho lo siguiente:
En definitiva, que, como siempre, llegamos al final que en realidad es el principio: la evaluación. Porque “dime cómo evalúas y te diré que clase de docente eres” (Santos Guerra).
Sin embargo, esta evaluación le plantea a muchos docentes, y como consecuencia a las familias y al alumnado, una situación extraña porque no se termina de entender la evaluación inicial como un período de valoración de capacidades y competencias y se mantiene mayoritariamente la visión de la evaluación simplemente de contenidos. Contenidos, por otra parte, que se han olvidado en un porcentaje muy alto. En definitiva, que como me dijo un docente en el encuentro de buenas prácticas de Órgiva ¿si no haces exámenes, cómo evalúas? Mientras sigamos confundiendo evaluación con calificación no habrá solución. ¿La evaluación inicial es sólo una prueba escrita, es un período, son varias pruebas, una tontería que hace perder el tiempo para no poder al final dar “el programa” (o mejor dicho, terminar el temario del libro de texto), hay que poner nota, no hay que ponerla? En fin, todo un debate que encierra una concepción tradicional y anquilosada del aprendizaje del alumnado y de su evaluación.
Sinceramente, yo pienso que no se debe valorar el nivel de adquisición de contenidos concretos y de área porque esto supondría valorar sólo la capacidad memorística del alumnado y no su capacidad para poder desarrollar las competencias a lo largo del curso que vamos a compartir. Y porque, además, ofrece unos resultados engañosos y frustrantes para la Comunidad Educativa.
Por eso no hago exámenes tampoco en la evaluación inicial. Hay alternativas. Estas son:
En 4º de ESO, en Historia, hemos hecho lo siguiente:
- Resumir y poner título a un texto sobre temática histórica. Primero individualmente y después en grupo.
- Buscar en grupo la definición de conceptos básicos, como Antiguo Régimen, privilegio, constitución o burguesía para luego explicarlo en clase
- Escribir una descripción propia para luego grabar un vídeo con sus descripciones.
- El juego de las fechas. Desarrollar una dinámica de juego sobre fechas de años y siglos con un concurso de puntos.
- Buscar una noticia actual en la prensa por Internet, primero individualmente y luego ponerse de acuerdo en el grupo para elegir una y explicársela al resto de la clase.
Para el Proyecto Integrado de Informática de 1º de bachillerato, el alumnado se ha creado un blog, cuentas en ivoox y youtube y han rellenado un cuestionario de intereses TIC.
Y en Historia de España de 2º de Bachillerato hemos hecho lo siguiente:
- Un debate sobre la situación catalana basado en preguntas “clave” planteadas a la clase, que resolvieron individualmente primero, después por parejas y finalmente en grupos de cuatro.
- Un debate en Twitter sobre diferencias ideológicas de liberalismo, socialismo, comunismo, anarquismo, etc.
- Han elaborado un informe individual, buscando información en Internet, sobre la elaboración de la constitución de 1978 y sus características.
- Realizar entre toda la clase un comentario de texto sobre las revueltas campesinas de Lebrija a finales del siglo XIX.
En definitiva, que, como siempre, llegamos al final que en realidad es el principio: la evaluación. Porque “dime cómo evalúas y te diré que clase de docente eres” (Santos Guerra).
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