Me gustaría justificar esta expresión: “Otra educación es posible. Una crítica del paradigma del aprendizaje por competencias”. Y
lo hago siguiendo una línea de reflexión que inicié hace tiempo en este
rincón. Esa inquietud crítica son diferentes perspectivas que
finalizarán en un futuro informe que publicaremos el próximo año, allí
se quiere desvelar este nuevo reduccionismo educativo: el paradigma del
aprendizaje por competencias. En ese escrito se desarrollará una serie
de críticas pedagógicas (internas) y sociopolíticas (externas) que
quieren ser el inicio de un debate que creemos necesario: no asumir
acríticamente el Informe Pisa1. Además implica una confesión de aquello que los clásicos de diferentes tradiciones2 me
han enseñado: el fenómeno universal del aprendizaje está más allá de
cualquier reduccionismo. Dicho de otro modo: debemos avanzar hacia un
pluralismo y contextualismo pedagógico que responda a esa verdad
antropológica que nos constituye. Sé que hay toda una opinión
mayoritaria que apoya este paradigma, pero ya existe una línea crítica
en la que nos situamos3. En verdad, posicionarse respecto a esta temática condiciona qué idea sobre la educación y el aprendizaje se adopta4.
Y su traducción política en consecuencia. Personalmente, por cuestiones
profesionales, lo hago desde el conocimiento específico desarrollado:
desde el trabajo de aula diario, y desde el análisis que he desarrollado
de diversas competencias del Informe Pisa5.
También desde años de reflexión y dudas, paradojas que iba encontrando,
y que finalmente van conformando mi posición. Y de una autocrítica que
es parte de mi evolución en el debate educativo. Más allá de esto, creo
que es necesario esa familiaridad para poder identificar la tesis
fundamental que defenderé: una crítica, interna y externa, del paradigma
del aprendizaje por competencias. Sí, otra educación es posible.
Más.
Más.
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