Ante un futuro incierto y una situación económica preocupante, las
naciones buscan el modo de afrontarlo. ¿Cómo conseguir crecimiento y
unas mejores expectativas?
No es una pregunta fácil.
Mi visión personal es muy clara: es necesario invertir en capital humano y reconocer el papel básico que juega en el crecimiento de una sociedad. Convencida de la importancia del capital humano, me gustaría exponer los principales argumentos que demuestran la necesidad de invertir en educación. Si este es un tema que siempre he intuido necesario, con mi trabajo de doctorado en Economía de la Educación, tras analizar distintos estudios científicos publicados, la conclusión es que resulta fundamental.
La relación entre educación y crecimiento económico
La teoría económica ha estado siempre buscando determinar cuáles son los factores que conducen al crecimiento económico. Y así, ha ido estableciendo la importancia de disponer de distintos recursos.
Nadie duda de la importancia del papel que desempeña el capital económico, entendido como la suma de recursos tales como dinero, tierras o bienes materiales. Sin embargo, debemos tener en cuenta también el capital humano, formado por el conjunto de las capacidades que una persona adquiere con su educación y su formación. Las personas pueden invertir en sí mismas a través de la educación y ampliar así sus posibilidades de desarrollo a nivel personal y contribuir al desarrollo social.
Invertir en educación es invertir en capital humano y tiene un retorno sustancial, ya que influye en la retribución futura de las personas y, por derivación, en el progreso de la sociedad.
Por ello, el fracaso escolar o una educación de baja calidad constituyen un lastre social peligroso, por el impacto que tiene en las familias y en la cohesión social. Pero es que, además, tiene un impacto económico directo en las arcas públicas. La explicación es muy sencilla: a menor formación, menor cualificación y, por tanto, menor salario. Ello redunda en un menor consumo y en pagar menos impuestos a la sociedad. A cualquier nación le interesa tener ciudadanos formados, capaces de aportar mayor valor.
Aunque con la crisis han bajado los salarios de las personas con niveles de formación más altos, el nivel de estudios continúa marcando una gran diferencia en las escalas retributivas. Y el abandono escolar es un problema para la sociedad. El índice de abandono escolar en la Unión Europea es del 14%, aunque resulta más preocupante en países como Argentina con el 25% o en España con el 29%.
Por otra parte, se ha producido un aumento a nivel mundial de personal altamente cualificado en el último decenio, que obliga a todos los países a seguir mejorando su nivel educativo si no quieren quedar desfasados.
Está claro que existe una poderosa relación entre educación y crecimiento económico, y ello justifica la importancia de invertir en educación. Debemos tener en cuenta que las últimas teorías económicas exponen que vivimos en la sociedad del aprendizaje (“learning society”) y que éste es la base para el crecimiento de las naciones.
El mayor tesoro de una nación
Se ha puesto de relieve la importancia del capital humano y, consecuentemente, de la educación. Se exigen nuevas aptitudes a las personas y los sistemas educativos deben responder a esta necesidad.
La educación debe convertirse en un sistema de formación permanente, ya que constituye un factor fundamental de crecimiento económico. La inversión en capital humano es una inversión estratégica. Y todo parece señalar que esta tendencia se va a intensificar en los próximos años.
La inversión en educación y formación es fundamental para impulsar el crecimiento. La educación es la gran generadora de talento y el talento es la gran riqueza de las naciones. El Global Talent Risk, publicado por el World Economic Forum, advierte que estamos entrando en una era de escasez de talento. A pesar de las elevadas tasas de desempleo, hacen falta personas formadas. Se estima que en 2030 Estados Unidos necesitará más de 25 millones de nuevos trabajadores de alta cualificación, y la Unión Europea, más de 45 millones. Pero pone en duda que los sistemas educativos estén en condiciones de formarlos.
No es posible el crecimiento de una sociedad sin invertir en capital humano. Es necesario invertir en educación y formación para acumular conocimientos, capacidades y habilidades para mejorar el nivel de vida. Dice José Antonio Marina que “si tuviéramos bajo nuestros pies un gigantesco yacimiento de petróleo parecería estúpido que no nos preocupáramos de extraerlo. Con el talento sucede igual.” Nunca como ahora ha sido tan importante la inversión en educación.
Si buscamos un tesoro en nuestra sociedad, lo tenemos… el mayor tesoro que tienen las sociedades es el capital humano que poseen.
No es una pregunta fácil.
Mi visión personal es muy clara: es necesario invertir en capital humano y reconocer el papel básico que juega en el crecimiento de una sociedad. Convencida de la importancia del capital humano, me gustaría exponer los principales argumentos que demuestran la necesidad de invertir en educación. Si este es un tema que siempre he intuido necesario, con mi trabajo de doctorado en Economía de la Educación, tras analizar distintos estudios científicos publicados, la conclusión es que resulta fundamental.
La relación entre educación y crecimiento económico
La teoría económica ha estado siempre buscando determinar cuáles son los factores que conducen al crecimiento económico. Y así, ha ido estableciendo la importancia de disponer de distintos recursos.
Nadie duda de la importancia del papel que desempeña el capital económico, entendido como la suma de recursos tales como dinero, tierras o bienes materiales. Sin embargo, debemos tener en cuenta también el capital humano, formado por el conjunto de las capacidades que una persona adquiere con su educación y su formación. Las personas pueden invertir en sí mismas a través de la educación y ampliar así sus posibilidades de desarrollo a nivel personal y contribuir al desarrollo social.
Invertir en educación es invertir en capital humano y tiene un retorno sustancial, ya que influye en la retribución futura de las personas y, por derivación, en el progreso de la sociedad.
Por ello, el fracaso escolar o una educación de baja calidad constituyen un lastre social peligroso, por el impacto que tiene en las familias y en la cohesión social. Pero es que, además, tiene un impacto económico directo en las arcas públicas. La explicación es muy sencilla: a menor formación, menor cualificación y, por tanto, menor salario. Ello redunda en un menor consumo y en pagar menos impuestos a la sociedad. A cualquier nación le interesa tener ciudadanos formados, capaces de aportar mayor valor.
Aunque con la crisis han bajado los salarios de las personas con niveles de formación más altos, el nivel de estudios continúa marcando una gran diferencia en las escalas retributivas. Y el abandono escolar es un problema para la sociedad. El índice de abandono escolar en la Unión Europea es del 14%, aunque resulta más preocupante en países como Argentina con el 25% o en España con el 29%.
Por otra parte, se ha producido un aumento a nivel mundial de personal altamente cualificado en el último decenio, que obliga a todos los países a seguir mejorando su nivel educativo si no quieren quedar desfasados.
Está claro que existe una poderosa relación entre educación y crecimiento económico, y ello justifica la importancia de invertir en educación. Debemos tener en cuenta que las últimas teorías económicas exponen que vivimos en la sociedad del aprendizaje (“learning society”) y que éste es la base para el crecimiento de las naciones.
El mayor tesoro de una nación
Se ha puesto de relieve la importancia del capital humano y, consecuentemente, de la educación. Se exigen nuevas aptitudes a las personas y los sistemas educativos deben responder a esta necesidad.
La educación debe convertirse en un sistema de formación permanente, ya que constituye un factor fundamental de crecimiento económico. La inversión en capital humano es una inversión estratégica. Y todo parece señalar que esta tendencia se va a intensificar en los próximos años.
La inversión en educación y formación es fundamental para impulsar el crecimiento. La educación es la gran generadora de talento y el talento es la gran riqueza de las naciones. El Global Talent Risk, publicado por el World Economic Forum, advierte que estamos entrando en una era de escasez de talento. A pesar de las elevadas tasas de desempleo, hacen falta personas formadas. Se estima que en 2030 Estados Unidos necesitará más de 25 millones de nuevos trabajadores de alta cualificación, y la Unión Europea, más de 45 millones. Pero pone en duda que los sistemas educativos estén en condiciones de formarlos.
No es posible el crecimiento de una sociedad sin invertir en capital humano. Es necesario invertir en educación y formación para acumular conocimientos, capacidades y habilidades para mejorar el nivel de vida. Dice José Antonio Marina que “si tuviéramos bajo nuestros pies un gigantesco yacimiento de petróleo parecería estúpido que no nos preocupáramos de extraerlo. Con el talento sucede igual.” Nunca como ahora ha sido tan importante la inversión en educación.
Si buscamos un tesoro en nuestra sociedad, lo tenemos… el mayor tesoro que tienen las sociedades es el capital humano que poseen.
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