Si actualmente existe un modelo escolar universal o al menos mayoritario, yo diría que es el que se sustenta en un objeto: el libro de texto.
Este objeto sirve de base tanto para exposiciones “magistrales” (no tanto por la calidad, que se supone, como por la jerarquía, que no se discute) como para pedagogías activas o eclécticas. El “texto” da sustancia, peso, seguridad y solidez (en teoría) al curso escolar. El maestro puede ser mejor o peor, pero el “texto” está allí, como el flotador. Los que prescinden de él podrían considerarse un poco “antisistema”. Fíjense si es potente el objeto que parece que haya hecho falta toda una revolución en la civilización como es internet para que se empiece a ver factible destronarlo, aunque sea por la vía de reconvertirlo. Es una institución potentísima y pesada que se sostiene en otra institución aún más pesada: la Universidad (Formación de Maestros) compartimentada. Pesada en el sentido de sólida y densa, difícil de mover.
Por lo tanto, los que lo vemos como un dinosaurio y proponemos alternativas no nos hacemos muchas ilusiones. Costará mover esa roca. Pero jamás la moveremos si no tenemos un buen punto de apoyo y no hace falta que nos lo diga Arquímedes. Me refiero a un modelo alternativo claro (que debería sustentarse en una nueva manera de formar maestros). Especialmente porque hay una mayoría social que, descontenta o no, se siente cómoda o no demasiado incómoda con él. Y “fuera” no se ve nada muy claro.
Sigue leyendo.
Este objeto sirve de base tanto para exposiciones “magistrales” (no tanto por la calidad, que se supone, como por la jerarquía, que no se discute) como para pedagogías activas o eclécticas. El “texto” da sustancia, peso, seguridad y solidez (en teoría) al curso escolar. El maestro puede ser mejor o peor, pero el “texto” está allí, como el flotador. Los que prescinden de él podrían considerarse un poco “antisistema”. Fíjense si es potente el objeto que parece que haya hecho falta toda una revolución en la civilización como es internet para que se empiece a ver factible destronarlo, aunque sea por la vía de reconvertirlo. Es una institución potentísima y pesada que se sostiene en otra institución aún más pesada: la Universidad (Formación de Maestros) compartimentada. Pesada en el sentido de sólida y densa, difícil de mover.
Por lo tanto, los que lo vemos como un dinosaurio y proponemos alternativas no nos hacemos muchas ilusiones. Costará mover esa roca. Pero jamás la moveremos si no tenemos un buen punto de apoyo y no hace falta que nos lo diga Arquímedes. Me refiero a un modelo alternativo claro (que debería sustentarse en una nueva manera de formar maestros). Especialmente porque hay una mayoría social que, descontenta o no, se siente cómoda o no demasiado incómoda con él. Y “fuera” no se ve nada muy claro.
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