"Los deberes generan desigualdades; hay alumnos que reciben ayuda en
casa o familias que se pueden permitir pagar clases de apoyo, hay otras
que no", explica Toni Solano, director del instituto Bovalar de Castellón, que en 2016 se declaró centro "sin deberes". Su
objetivo era reducir la tasa de abandono escolar y después de dos años
ya lo han conseguido. En el curso 2012-2013, un 50% de los alumnos de
los distintos niveles de la ESO suspendieron más de cuatro asignaturas y
repitieron, un porcentaje que este año ha bajado al 40%. De los
70 profesores del centro, 30 han firmado este curso un compromiso para
limitar las tareas que los estudiantes deben resolver en casa.
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