Agrupar a los estudiantes
en clases homogéneas dentro de los colegios basándose en las
características del alumnado es una de las estrategias que pueden
implementar los
directores
y que, a menudo, es un foco de debate entre los actores involucrados en
el proceso educativo. Generalmente, la agrupación se lleva a cabo según
la habilidad previa de los alumnos (medida a partir del desempeño
académico en cursos anteriores), lo cual tiene dos efectos potenciales
sobre el
rendimiento de los alumnos
que pueden impactar en direcciones opuestas en aquellos alumnos de más
bajo desempeño. Por un lado, el agrupamiento incrementa la
eficiencia de los profesores ya
que pueden adaptar y focalizar mejor sus métodos de trabajo y técnicas
de enseñanza a las necesidades específicas de cada grupo. Este efecto
beneficiaría a todos los alumnos, tanto a los que presentan alto
desempeño como a los de bajo desempeño. Por otra parte, existe el
llamado “efecto de pares” o “
efecto compañeros”
que relaciona el rendimiento de los compañeros de clase con el propio
rendimiento del alumno. Así, a mayor rendimiento académico de los
compañeros, mejor desempeño del alumno y, por tanto, el agrupamiento
tendría efectos positivos sobre los alumnos de alto desempeño y efectos
negativos sobre aquellos alumnos de bajo desempeño. En definitiva, el
efecto neto de agrupar a los estudiantes en clases más homogéneas según
su habilidad dependerá de la magnitud de los dos efectos comentados
anteriormente.
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