Hace no mucho tiempo The Guardian
se hizo eco de un informe muy interesante que he logrado encontrar y
que incluyo más abajo. Se refiere a la respuesta a la vieja pregunta
sobre el buen profesor: ¿qué hace al buen profesor?, ¿al profesor
eficaz?
La
verdad es que se trata de una pregunta que no tiene una respuesta
simple, pues depende del profesor, del contexto, de la cultura, de
tantas variables…
Pero,
¿alguna respuesta habrá? Del mismo modo que tiene que haberla si
preguntamos por lo que caracteriza a un buen médico, a un buen piloto o a
un buen carpintero o mecánico de automóviles.
Más aún si aceptamos que, como señalara el informe Mackinsey:
Ningún sistema es mejor que sus profesores…
RASGOS DISTINTIVOS
El Suton Trust
ha publicado el informe que incluyo –y sintetizo– más abajo.
Diez puntos que se pueden ver desarrollados en el informe. Y es que va a
resultar que sí, que los buenos profesores tienen en común algunas
características, aunque luego cada uno las integre según su personal
modo de ser, pues solo faltaba. En primer lugar, me referiré a las cinco
primeras.
10
CARACTERÍSTICAS
1
Conocer la materia
El
informe, que analizó más de 200 trabajos de investigación, se encontró
que había seis elementos principales en todo gran profesor y una de las
más importantes fue el conocimiento de la materia. Puede parecer obvio,
pero el informe revela que los mejores maestros tienen un profundo
conocimiento del contenido que enseñan, y si eso no se da en un buen
grado, tiene un “impacto significativo” en el aprendizaje de los
estudiantes. Una ayuda en este campo para los profesores que les
da una comprensión de determinadas zonas donde su conocimiento es
débil, podría ser eficaz.
2
La alabanza puede hacer más daño que bien
El tipo
equivocado de elogio puede ser perjudicial para los estudiantes, según
el informe. Una serie de estudios realizados por expertos en educación,
incluyendo la profesora Carol Dweck de psicología en la Universidad de
Stanford y los profesores de la Universidad de Auckland John Hattie y
Helen Timperley, han observado esto. Deborah Stipek, decano de la
Stanford Graduate School of Education, señaló que el elogio es para
alentar, pero que en realidad puede “transmitir las bajas expectativas
de un maestro hacia su alumno”. Stipek señaló que un alumno que
recibe simpatía en lugar de reprobación, es más propenso a pensar que lo
que había hecho mal habrá sido debido a su falta de capacidad. Sobre
este aspecto sugiero consultar el documento de la APA cuya edición
española realicé a finales del año pasado, en el que se recoge
investigación sobre este punto. Puede accederse desde aquí.
3
Calidad de la Instrucción
La
calidad de la enseñanza tiene un gran impacto en el rendimiento de los
estudiantes sobre todo de familias más pobres; el saber preguntar y
evaluar de manera eficaz están también en el corazón de una gran
enseñanza. Esto implica dar suficiente tiempo a los niños para practicar
nuevas habilidades e ir introduciéndolos progresivamente en el
aprendizaje. La definición de lo que sea una enseñanza eficaz no es
fácil, el informe así lo reconoce, pero la investigación siempre nos
devuelve al hecho de que el progreso del estudiante es el criterio con el que la calidad del maestro debe ser evaluada.
4
Las creencias de los maestros cuentan
Las
razones por las que los maestros hacen ciertas cosas en el aula y lo que
esperan lograr tiene un efecto sobre el progreso del estudiante. Mike
Askew, el autor de Maestros de Aritmética Eficaces,
se encontró que las creencias sobre la naturaleza de las Matemáticas y
lo que significa para entenderlo, junto con las ideas de los profesores
sobre cómo aprenden los niños y su papel en ese proceso, fue un factor
importante en su eficacia. La evidencia para apoyar esto no es
concluyente, sin embargo. Un estudio realizado por el profesor Steve
Higgins de la Universidad de Durham y la Universidad de Newcastle upon
Tyne, David Moseley, sobre las creencias del profesorado en TIC no se
encontró una relación convincente entre las creencias y el progreso del
alumno.
5
Piensa acerca de las relaciones
entre profesores y estudiantes
Esto
también puede parecer obvio, pero las interacciones que tienen los
profesores con los estudiantes tienen un gran impacto en el aprendizaje,
así como el “clima de la clase”. El informe señaló que era importante
para crear un ambiente de clase en el que se estaba “constantemente
exigiendo más”, al tiempo que refuerza la autoestima de los estudiantes.
El éxito de un estudiante debe ser imputado principalmente al esfuerzo en lugar de a la capacidad.
6
Administrar la conducta de los alumnos
Curiosamente,
esta dimensión no fue tan significativa como el conocimiento de la
materia y la instrucción en el aula, como un factor que contribuye al
éxito del maestro. Sin embargo, la gestión del aula –incluyendo lo bien
que un maestro hace uso de las horas de clase, coordina los recursos del
aula y gestiona el comportamiento de los estudiantes– se señaló como
importante. Se podría añadir aquí que cuando el aprendizaje es activo y
el espacio del aula se convierte en un espacio de discusión, trabajo en
equipo, producción, etc., los problemas de conducta cambian de manera
sustancial. Pretender que los alumnos estén meramente escuchando
durante horas cada día es una quimera (además de una pérdida de
tiempo). ¿Seríamos acaso capaces de hacerlo los profesores?
7
No hay evidencia de que el agrupamiento funcione
Poner a los estudiantes en grupos en función de su capacidad influye poco en su aprendizaje (sobre este punto ver mis entradas sobre agrupamiento en el blog,
pues esto no se cumple en el caso de los más capaces, que sí se
benefician notablemente). A pesar de que el agrupamiento puede, en
teoría, permitir que los maestros trabajen a un ritmo que se adapte a
todos los alumnos y acomodar el contenido, también puede crear un
sentido exagerado, en la mente del profesor, de que en un grupo dado
todos los alumnos son iguales. Esto puede dar lugar a que los maestros
no se acomoden adecuadamente a las diversas necesidades dentro de un
grupo y, en algunos casos, ir demasiado rápido con los grupos de alta
capacidad y demasiado lento con los bajos. Me gustaría añadir,
por lo señalado, que el problema seguro que no está tanto en el
agrupamiento como en lo que hacemos con los alumnos agrupados.
8
No te preocupes mucho por los estilos de aprendizaje
Un
estudio mostró que más del 90% de los profesores piensan que las
personas aprenden mejor cuando reciben información en su estilo de
aprendizaje preferido. Pero a pesar de la popularidad de este enfoque,
la evidencia psicológica muestra que no hay pruebas de que esto funciona
en realidad.
Este es un asunto al que le dedicaré algunas entradas cuando sea el momento. Se puede leer más acerca de la evidencia sobre los estilos de aprendizaje aquí.
Este es un asunto al que le dedicaré algunas entradas cuando sea el momento. Se puede leer más acerca de la evidencia sobre los estilos de aprendizaje aquí.
9
El aprendizaje debe ser difícil al principio
Un
hallazgo que puede sorprender es que los enfoques que parecen hacer el
aprendizaje más difícil al principio pueden, de hecho, conducir a los
estudiantes a que retengan más información a largo plazo. Elizabeth
Ligon Bjork, profesora de la Universidad de Michigan y Robert Bjork,
profesor de la Universidad de California, señalaron que el variar el
tipo de tareas que se le piden a los alumnos que hagan, mejora la
retención a pesar de que hace que el aprendizaje más difícil al
principio.
10
Construir relaciones con los colegas y los padres
El
comportamiento profesional de un profesor, incluyendo el apoyo a colegas
y hablar con los padres, también tuvo un impacto moderado sobre el
aprendizaje de los estudiantes. El informe dice que no puede haber un
vínculo directo con estas prácticas y logros de los estudiantes, pero
para abordar una amplia definición de la buena enseñanza deben ser
incluidos.
Seguro
que no es todo, seguro que cuando Albert Einstein decía aquello de que:
“No todo lo que puede ser medido importa y no todo lo importante puede
ser medido”, tenía bastante razón. Pero es cierto que merece la pena
echar un ojo a la investigación y apreciar que hay evidencias que hacen
polvo aquello de que “cada maestrillo tenga su librillo”.
Tenemos
que convertir la actividad educativa en una profesión tan basada en
evidencias como la Medicina o la Ingeniería…; bueno salvando las
diferencias y el hecho, no menor, del carácter situacional y contextual
de la relación educativa:
Tan esquiva, en ocasiones, a la acción
verificadora de la ciencia