Esta semana voy a publicar un par de recursos con motivo de las fechas de Halloween. Ya hice el arreglo instrumental de Los Esqueletos
y hoy os presento una actividad de audición creativa dentro de lo que
eran las actividades "Escuchando con la imaginación" para escribir
historias inspiradas en la música. Como os podéis imaginar, en esta
ocasión la actividad va a consistir en escribir una historia terrorífica
basada en un fragmento musical que he seleccionado de la música
orquestal de la compositora italiana Elisabetta Brusa. El material contiene:
PDF
con la explicación de la actividad, los pasos para realizarla en clase,
información sobre la obra seleccionada y su compositora.
No
sé cómo se organizará la labor tutorial en el resto de comunidades
autónomas pero ser tutor o tutora de un grupo de Formación Profesional
conlleva cada día más carga de trabajo y nuevas responsabilidades que ni
son retribuidas ni consideradas en el horario lectivo personal del
docente. Por fortuna para mí, este año no me ha tocado en gracia la
responsabilidad de tutorizar ninguna clase. Sin embargo, soy testigo de
la cantidad de gestiones y asuntos crecientes con los que deben tratar
mis compañeros docentes, además de tutores. Las fichas, consentimientos,
entrevistas, reuniones, protección de datos, planes de igualdad y
convivencia... no hacen más que apoyarse en la filantropía del
profesorado.
La complejidad y diversidad creciente del
alumnado tiene el apoyo de unos servicios de orientación que suelen
saturarse, y que debe en un primer momento ser afrontado por el tutor o
tutora de turno. La cantidad de casuísticas, y la necesidad de
comunicarse con las familias y los estudiantes, exige mucho tiempo
dedicado a evaluar, derivar y atender personalmente a cada uno de ellos.
La FP actual está pensada para ser inclusiva, adaptando los currículos a
las distintas necesidades personales que puedan tener los alumnos; aún
así, con los mismos medios, formación, horas lectivas o la obligación de
actualizar las programaciones, es difícil llevar a cabo adecuadamente
esta responsabilidad. Como siempre, el desarrollo de la tutoría depende
de la generosidad del profesorado y su implicación extra para su
desempeño. Y no hablo en este caso del tutor de empresa con la nueva dualización integral de los ciclos.
En
los ciclos formativos de grado medio o en la FP básica, tenemos una
ardua tarea tanto para gestionar el aula, motivar a los estudiantes o
atender a esas peculiaridades donde los problemas personales, familiares
o sociales, dificultan el seguimiento del curso. En estas etapas el
reto es mayor por la edad e inmadurez de los más jóvenes. También
debemos combatir un abandono que tiene como principales causas: el
entorno, la falta de orientación adecuada o el mercado laboral (ver
estudio de Caixabank Dualiza: "El abandono de los estudios en la Formación Profesional en España: diagnóstico y propuestas de mejora").
Aunque, como tutores podamos hacer poco al respecto, es clara la
necesidad de una mayor formación para gestionar la tutoría. Además de la
motivación del profesorado, se necesitan recursos, metodologías,
prácticas pedagógicas, coordinación docente y una flexibilidad tanto
personal como organizativa de los centros educativos.
Al
final, como es frecuente, estamos mendigando recursos que permitan
atender a la diversidad del aula y a esos múltiples protocolos y
normativas que consumen energías y tiempo de unos tutores que además
deben cumplir con la programación prevista. Si no dotamos de recursos al
profesorado, no es de extrañar que el desánimo campe entre los
docentes, agobiados por esta gestión añadida y un nuevo sistema de FP
que también incorpora obligaciones distintas. Y no estoy hablando de
remunerar con treinta euros mensuales esta función; sino más bien
contemplar horas de trabajo semanal y una formación específica para su
cumplimiento. Haremos un gran favor al alumnado.
El uso de las pantallas en las aulas ha ocasionado en los últimos
tiempos una importante división entre aquellos que las defienden y los
que que están en contra de ellas: mientras que los primeros destacan que
se fomenta un aprendizaje personalizado, se desarrollan habilidades
digitales o se garantiza el acceso a una mayor cantidad de recursos
educativos, los segundos hablan de que los dispositivos tecnológicos
afectan a la concentración o generan dependencia. Manuel Area-Moreira,
catedrático de Tecnología Educativa de la Universidad de La Laguna
(Tenerife) e investigador principal del Laboratorio de Educación y
Nuevas Tecnologías (EDULLAB), defiende que lo que hay que hacer es
formar a los estudiantes para que desarrollen un espíritu crítico, y
sean capaces de interactuar con la tecnología, en especial con la
inteligencia artificial, de un modo eficaz y seguro.
Pregunta: ¿Qué opina del acalorado debate que ha habido en
redes y medios de comunicación en los últimos meses sobre el uso de
tecnología en las aulas?
Respuesta: Hay demasiado ruido mediático y mucha
confusión en este debate. Es comprensible el malestar y preocupación de
las familias y de los docentes ante los efectos nocivos provocados por
la sobreutilización de las pantallas por niños y adolescentes, pero
considero que es un error la legislación prohibicionista de la
tecnología móvil en las aulas. Lo preocupante (y criticable) es que este
conjunto de regulaciones administrativas se plantea sin que ofrezcan
simultáneamente medidas de actuación educativa ante los problemas
enunciados. Subyace la creencia, ingenua a todas luces, que vetando o
proscribiendo la presencia de las tecnologías móviles en los espacios
escolares se protegerá, de forma casi mágica, a los menores de edad de
los efectos dañinos de dichos dispositivos. Tampoco existe ninguna
evidencia científica que impidiendo el uso de la tecnología en las aulas
el alumnado mejorará su aprendizaje, o que evitará sus efectos
negativos como son la tecnoadicción, el consumo de contenidos
inapropiados o el ciberbullying. Estas prácticas nocivas de uso de la
tecnología por adolescentes ocurren en el tiempo extraescolar, no en los
centros educativos. En otras palabras, prohibir los móviles en las
aulas no es la solución pedagógica más adecuada.
P: ¿Qué habilidades necesita desarrollar el profesorado ante la progresiva digitalización de las aulas?
R: Todo docente, además de dominar el contenido o
conocimiento que enseña, debe ser competente didácticamente, es decir,
ser capaz de crear las condiciones para facilitar la adquisición del
conocimiento por el alumnado. Tiene que ser, asimismo, competente
digitalmente y poseer los saberes y las capacidades para utilizar la
tecnología con fines pedagógicos. Esta competencia digital consiste en
crear materiales didácticos en formato digital, planificar y desarrollar
proyectos y actividades de aprendizaje a través de los recursos de
Internet, tutorización y evaluar a su alumnado empleando las
herramientas tecnológicas, autoformarse y colaborar online con otros
colegas docentes, entre otras.
P: ¿Y los desafíos a los que se enfrenta?
R: El principal desafío docente es formar a su
alumnado para que sean personas competentes, cultas y críticas que sepan
desenvolverse exitosamente en la complejidad cultural y técnica de la
sociedad digital. Esto es lo que se conoce como la formación o
alfabetización para el desarrollo de la competencia digital del
alumnado. Esta competencia no consiste solo en que los estudiantes
aprendan a manejar aparatos tecnológicos y software, sino en desarrollar
las habilidades intelectuales de alto nivel cognitivo (crear, analizar,
comparar, seleccionar, reelaborar) que les permitan interactuar con la
información y el conocimiento disponible en el ciberespacio. También
debe formarse al alumnado para que sea un sujeto con actitudes, valores y
compromiso con los demás. Paralelamente también implica formarles como
personas con equilibrio emocional para el uso consciente y autorregulado
de las redes sociales y tecnológicas.
P: ¿Qué limitaciones percibe en el uso de las tecnologías en estos momentos?
R: Más que limitaciones, diría que existen usos
disfuncionales de la tecnología como son la excesiva dependencia y
cantidad de tiempo conectados a la misma por parte de los menores de
edad, el acceso a contenidos perniciosos o nocivos (violencia,
pornografía, apuestas, acosos, etc.), difusión acelerada del narcisismo o
exhibición pública de la vida privada, el consumo y aceptación acrítica
de ideas y noticias falseadas… Todo esto son fenómenos preocupantes
ante el sobreuso de las redes tecnológicas y necesitan respuestas
educativas tanto desde las escuelas como desde los hogares.
P: ¿Cómo introduciría las TIC para garantizar un aprendizaje significativo y personalizado?
R: Hace ya tiempo que sabemos que las TIC, por sí
solas, no generan automáticamente aprendizaje en los estudiantes. Ocurre
si detrás de la introducción de las TIC en el aula, el docente tiene un
planteamiento pedagógico que estimule que el alumnado aprenda de forma
activa, constructiva y experiencial. Esto supone articular
planificaciones y metodologías didácticas donde se le pida al alumnado
que sea un creador de objetos digitales de conocimiento (en formato
texto, vídeo, audio…) que pueden compartirse y difundirse en Internet,
favoreciendo el trabajo colaborativo y grupal tanto con sus compañeros
de clase como con estudiantes de otros centros. Las TIC deben ser
utilizadas, didácticamente como recursos que facilitan y permiten al
alumnado ser creadores del conocimiento y no meros consumidores del
contenido que les proporcionen las pantallas.
P: ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de elegir plataformas y herramientas digitales?
R: En la selección de plataformas o herramientas
digitales para ser empleadas educativamente debemos estar atentos a que
las mismas cumplan una serie de requisitos básicos de respeto a la
privacidad de los datos e informaciones personales. Necesitamos
plataformas y herramientas digitales que no se apropien y exploten
comercialmente los datos generados por los agentes educativos, sino que
las mismas sean transparentes y estén al servicio de las necesidades del
profesorado y alumnado.
P:¿Qué tecnologías tendrán un impacto mayor en la educación en los próximos años?
R: No soy profeta, pero es predecible que las
tecnologías denominadas inteligentes son las que se extenderán e
impactarán en los próximos años tanto en nuestra sociedad como en el
ámbito educativo. Conceptos como las analíticas del aprendizaje, la
tutorización automatizada, la personalización o individualización del
aprendizaje, la automatización de los procesos instructivos…
probablemente empezarán a estar generalizados en el campo educativo.
Asimismo, creo que se producirá un aumento de las modalidades formativas
híbridas que supongan una mezcla o combinación de situaciones de
enseñanza presencial con espacios de aprendizaje virtuales.
P: En el caso de la inteligencia artificial. ¿Cómo puede esta
tecnología mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje? ¿Cuáles son
los retos más inmediatos que debe abordar?
R: Actualmente existen numerosas promesas,
expectativas y herramientas sobre las aplicaciones de la Inteligencia
artificial (IA) en la educación. De hecho, es muy fácil localizar
actualmente en Internet cientos de apps que permiten a los docentes y al
alumnado de forma automatizada y fácil crear imágenes, generar videos e
infografías, traducir idiomas, elaborar resúmenes, redactar ensayos,
planificar proyectos, etc.
Mi punto de vista es que nos falta o carecemos de un planteamiento o
modelo de actuación educativa para integrar didácticamente estas
herramientas inteligentes en los procesos de enseñanza. No tiene sentido
pedir a los estudiantes las mismas tareas intelectuales que se les
solicitaba en los tiempos previos a la IA, ya que estas máquinas se las resuelven en poco tiempo y no suponen un esfuerzo cognitivo relevante en el aprendizaje.
El peligro está en que los estudiantes plagien y asuman de modo
acrítico lo que les digan las máquinas. Por ello los nuevos retos
formativos son que el alumnado aprenda a formular preguntas y sepa dar
las instrucciones necesarias a la IA para que les ofrezca respuestas
necesarias y apropiadas para resolver problemas específicos. Que el
alumnado aprenda a desarrollar una actitud y de análisis crítico ante
las respuestas que proporcione una IA y dialogue con la misma; que sepa
que esta tecnología comete errores y por tanto debe verificarse la
información que proporciona; y tome conciencia que es una herramienta de
apoyo, pero que lo relevante son las personas quienes generan el
conocimiento.
Los expertos coinciden: es fundamental que el alumnado sea consciente
de lo importante que es adquirir conocimientos sobre educación
financiera. Por esta razón, Afundación, la obra social de ABANCA, ha
lanzado la 7º edición de ‘Segura-Mente’,
su programa escolar gratuito y gamificado para los estudiantes de 3º a
6º de Primaria, Secundaria y FP Básica. La iniciativa regresa así a las
aulas con un juego online completamente nuevo en el que sus
participantes tienen que organizar su propio festival escolar cumpliendo
objetivos que promuevan la sostenibilidad y los valores culturales del
entorno.
Las
preguntas que se formulan en este juego han sido adaptadas a la
categoría a la que pertenece cada grupo (A para las aulas de 3º a 6º de
Primaria, B para las de 1º y 2º de Secundaria, y C para las de 3º y 4º
de Primaria además de FP Básica) y tienen estos formatos:
‘Quiz’: una pregunta con tres opciones de respuesta, pero solo una es la correcta.
‘Pregunta con imagen’: cuenta con un enunciado y una imagen que lo
acompaña y tres opciones de respuesta, de las cuales una es válida
‘Verdadero o Falso’: afirmaciones que deben adivinar si son ciertas o no.
‘Multi Elección’: preguntas que tienen una o más opciones correctas. Deben seleccionarse todas las que son verdaderas.
Los centros educativos interesados en participar tienen de plazo
hasta el 30 de abril de 2025 para inscribirse. Lo pueden hacer desde
este enlace.
Recursos y premios
Para ayudarles, los docentes cuentan con material didáctico y la
posibilidad de reservar talleres de educación financiera impartidos por
trabajadores voluntarios de ABANCA y Afundación que se desarrollarán a
través del aprendizaje experiencial.
Cada mes se elegirán tres proyectos ganadores, uno por categoría, que
accederán directamente a la final del programa y que recibirán un
premio por valor de 200 euros. En esta 7º edición se entregarán,
asimismo, tres premios nacionales dotados con 2.000 euros para el aula
ganadora de cada una de las categorías: pueden ir destinados a un viaje
de fin de curso o una actividad grupal.
Acciones especiales
Con motivo de la Semana de la Educación Financiera que se celebra
entre el 7 y el 14 de octubre, Afundación quiere también acercar a los
estudiantes conceptos de finanzas para que comprendan y gestionen sus
ahorros, ingresos, gastos y, en un futuro, inversiones y deudas. Durante
una semana, se llevarán a cabo diferentes encuentros presenciales entre
los directores territoriales de ABANCA y el alumnado de centros
educativos de toda España.
En estas clases se busca crear una experiencia educativa que permita
comprender la importancia de la educación financiera, acercándose a
conceptos clave que los prepararán para tomar decisiones responsables y
gestionar su futuro económico. A través de estas acciones el propósito
es convertir la economía, un tema a menudo abstracto, en algo cercano,
interesante y valioso para el alumnado.