Santiago Tejedor es profesor de la Facultad de Ciencias de la Comunicación y Subdirector del Máster en Comunicación y Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Experto en la Web 2.0, es un entusiasta de las nuevas tecnologías y en 2014 ha publicado la Guía de tecnología, comunicación y educación para profesores (2014.
Colección Media Literacy. Catedra Unesco). Le preguntamos sobre las
nuevas metodologías como compañeras inseparables de las TIC y actores
imprescindibles de la nueva educación.
aulaPlaneta: ¿Qué puede aportar el uso de nuevas metodologías como la flipped classroom o el aprendizaje basado en proyectos a la educación?
Santiago Tejedor: La flipped classroom o el aprendizaje basado en proyectos son dos excelentes apuestas. Innovadoras, por un lado. Y capaces de explotar las posibilidades pedagógicas del nuevo ciber-escenario, por otro. La primera “gira” la clase tal cual la hemos conocido en los últimos años… En la flipped classroom, el estudiante lee, se documenta, estudia en casa, en la biblioteca… a partir de unos materiales facilitados previamente por el docente (quien los selecciona y organiza según los objetivos de su clase, asignatura, temario). Después, en el aula, acompañado del profesor y de sus compañeros, reflexiona, debate, comenta lo estudiado. Se resuelven dudas, se plantean interrogantes, se comparten puntos de vista. Y, en definitiva, se aprovecha más y mejor el tiempo lectivo. Los alumnos aprenden haciendo y viviendo, pues el aula se convierte en un escenario de intercambio real donde se reflexiona sobre cuestiones y temas relacionados con la vida académica, pero también con el día a día más cotidiano de los estudiantes. ¿Y el profesor? El profesor recupera ese rol ancestral de guía, acompañante, tutor, coach, asesor y también, por qué no, de alumno. Todos aprenden juntos, y juntos construyen un conocimiento que al ser un producto coral reúne una gran riqueza, posee un gran impacto entre el alumnado y presenta una legitimidad intachable. Los alumnos defienden que es algo suyo, que ellos han creado tras pensar y repensar sobre ello.
Sigue leyendo.
aulaPlaneta: ¿Qué puede aportar el uso de nuevas metodologías como la flipped classroom o el aprendizaje basado en proyectos a la educación?
Santiago Tejedor: La flipped classroom o el aprendizaje basado en proyectos son dos excelentes apuestas. Innovadoras, por un lado. Y capaces de explotar las posibilidades pedagógicas del nuevo ciber-escenario, por otro. La primera “gira” la clase tal cual la hemos conocido en los últimos años… En la flipped classroom, el estudiante lee, se documenta, estudia en casa, en la biblioteca… a partir de unos materiales facilitados previamente por el docente (quien los selecciona y organiza según los objetivos de su clase, asignatura, temario). Después, en el aula, acompañado del profesor y de sus compañeros, reflexiona, debate, comenta lo estudiado. Se resuelven dudas, se plantean interrogantes, se comparten puntos de vista. Y, en definitiva, se aprovecha más y mejor el tiempo lectivo. Los alumnos aprenden haciendo y viviendo, pues el aula se convierte en un escenario de intercambio real donde se reflexiona sobre cuestiones y temas relacionados con la vida académica, pero también con el día a día más cotidiano de los estudiantes. ¿Y el profesor? El profesor recupera ese rol ancestral de guía, acompañante, tutor, coach, asesor y también, por qué no, de alumno. Todos aprenden juntos, y juntos construyen un conocimiento que al ser un producto coral reúne una gran riqueza, posee un gran impacto entre el alumnado y presenta una legitimidad intachable. Los alumnos defienden que es algo suyo, que ellos han creado tras pensar y repensar sobre ello.
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