Tomar decisiones en una lengua distinta de la materna lleva a conclusiones más reflexivas.
"¿En qué idioma te lo tengo que decir para que me hagas caso?". Esta
frase que miles de madres han lanzado contra sus hijos está, en el
fondo, cargada de verdad (como todas las cosas que dicen las madres).
Porque una serie de trabajos científicos recientes está dando forma a
una realidad sorprendente: pensamos y decidimos de distinta forma si
procesamos la información en otro idioma que no sea el materno. Aunque
entendamos igual de bien la idea o el problema, al hacerlo en una
segunda lengua el resultado será más reflexivo; menos emocional, más
orientado a obtener un resultado útil.
Siguel leyendo.
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