“Sigo teniendo mis reparos sobre la forma en que se hacen las coberturas. Eso de: “ya son treinta y tantas muertas por violencia de género en lo que llevamos de año”, suena a competición.
A partir de ahí se repite el esquema informativo en cada caso; se
cuenta cuándo la han matado, cómo, ofreciendo muchos detalles que
sobran. El tratamiento no es el adecuado y creo que tiene un efecto
negativo en muchos sentidos. Tenemos que ser muy cuidadosos con estas
informaciones. Algo hacemos mal. De hecho, la gran cobertura informativa
no ha llevado a una disminución drástica de la violencia de
género. Debemos plantearnos que lo importante no es difundir con
detalles esos hechos sino extendernos en explicaciones sobre la
necesidad de denunciar y los cauces. En eso sí que debemos ser
repetitivos. Hay que mentalizar a la ciudadanía de que debe denunciar.
Hay que concienciar de que no debemos permitir, ni hombre ni mujer, que
nos violenten, que la primera bofetada ya sobra”.
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