Frase educativa.

Todo lo que has aprendido es inútil si no lo usas, y estéril si no lo compartes.”. Gerardo Varela.
"Educar no es otra cosa que enseñar a dudar". Ortega y Gasset.
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo". Benjamín Franklin”


martes, 5 de noviembre de 2024

¿Quién Motiva a los Docentes? Reflexiones sobre la Vocación y la Innovación

 ¿Quién Motiva a los Docentes? Reflexiones sobre la Vocación y la Innovación

Existe un consenso general de que la motivación es crucial para el aprendizaje; de hecho, la motivación es el combustible de un motor, sin importar cómo se emplee ese motor. Se suele decir que si el alumnado está motivado, logrará un aprendizaje profundo, empleará menos esfuerzo, participará activamente en su propio proceso de aprendizaje e incluso llegará a disfrutar tanto de la materia como de los procesos cognitivos derivados del aprendizaje.

También se dice que para que el alumnado esté motivado, es imprescindible que el profesorado lo esté. Si un docente no está motivado cuando imparte clase, será difícil que logre transmitir la energía, la ilusión, la pasión y el amor por el aprendizaje.

A pesar de la masificación en las aulas, de leyes educativas que con frecuencia no abordan los problemas reales del aprendizaje, de la carga de trabajo administrativo, de los méritos que se exigen para progresar, de la necesidad constante de actualizar conocimientos, del dominio de las tecnologías y de la incorporación de procesos pedagógicos novedosos —sin contar con los problemas emocionales que el profesorado enfrenta— se nos pide que, al entrar a nuestras clases y al interactuar con el alumnado, lo hagamos motivados.

Según el Informe del Defensor del Profesor (2021-2022), un 78% de los docentes atendidos presentó ansiedad. Es un dato alarmante que refleja la realidad emocional que muchos profesores viven. Y a pesar de todo esto, ¿saben qué? La mayoría de los docentes que conozco logran llegar al aula con motivación, como si todos esos problemas los metieran en una mochila y la dejaran fuera del aula. Así son las personas que enseñan por vocación.

Sin embargo, a pesar de esa batalla constante contra los obstáculos, de esa resistencia a las tempestades del mar educativo, muchas veces no logramos motivar a nuestro alumnado. Y cuando esto sucede, algunas personas recurren a la innovación educativa, porque dicen que puede ser una herramienta para motivar.

¿Es esto realmente cierto? Las innovaciones pueden ser motivadoras por su novedad, por contenidos espectaculares, por el uso de últimas tecnologías o por la introducción de nuevos procedimientos metodológicos. Sin embargo, es cierto que el profesorado no cuenta con una agencia de marketing que le produzca contenidos impactantes ni utiliza las últimas tecnologías del mercado (con Moodle ya nos damos por satisfechos). Así que, la motivación que debemos buscar en cualquier método de innovación educativa es la innovación en los procesos.

Para identificar la innovación en los procesos de aprendizaje, tenemos que despojarla de la influencia de los contenidos y de la tecnología. Es esencial que en cualquier divulgación de innovación educativa se clarifique qué procesos son los realmente innovadores, cómo se ha conseguido romper con la inercia de la desmotivación, en qué indicadores se basaron para medir la motivación del alumnado y con qué herramientas la evaluaron.

Así pues, desde este blog hago un llamado a quienes divulgan la innovación para que, además de resaltar sus bondades, incluyan una explicación de que procesos utilizaron para lograr motivar al alumnado y a sí mismos. Les aseguro que cualquier docente con vocación estará dispuesto a implementar ese método.

La organización del curso escolar y académico en Europa. 2024/2025. Por primera vez en formato de herramienta interactiva.

La organización del curso escolar y académico en Europa. 2024/2025. Por primera vez en formato de herramienta interactiva.

Calendarios escolares en Europa – 2024/2025 Link: https://eurydice.eacea.ec.europa.eu/data-and-visuals/european-school-calendars Ya hace alrededor de un mes que volvieron a abrir las puertas de las aulas de los centros de educación primaria y secundaria en Europa y, como es habitual, en Eurydice se publica la actualización del informe sobre la organización del curso escolar. Como novedad, este añ


lunes, 28 de octubre de 2024

Los mejores libros de Nando López, el docente que escribe a los jóvenes

Los mejores libros de Nando López, el docente que escribe a los jóvenes

Nando López es una de las voces literarias del momento tanto en literatura juvenil como en narrativa para adultos. Durante muchos años fue docente de Secundaria y Bachillerato, lo que le ha permitido conocer de cerca la vida de los jóvenes y la situación de los centros educativos. Por ello, en sus novelas siempre pone el foco en las problemáticas reales de los adolescentes y en cómo es su vida actual y sus relaciones con las redes sociales y la tecnología. También se ha convertido en un referente de los derechos LGTBI ya que en muchas de sus obras reflexiona sobre la identidad de los estudiantes y sobre cómo abordarla desde el respeto y la normalidad. Ha sido ganador del Premio Angular 2020 y finalista del Premio Nadal 2010 con ‘La edad de la ira’, uno de sus relatos más conocidos gracias a la serie producida por AtresMedia. Repasamos algunos de sus mejores libros y sus últimas novedades.

DOCENTES DORAEMON: CUANDO EL EXCESO APAGA EL APRENDIZAJE

DOCENTES DORAEMON: CUANDO EL EXCESO APAGA EL APRENDIZAJE

Este "síndrome Doraemon" nos lleva a creer que cuantos más recursos y materiales tengamos para ofrecer, mejor será nuestro trabajo como docentes. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Saturar nuestras aulas y a nuestros alumnos con un exceso de herramientas y métodos no solo puede resultar contraproducente, sino que también puede generar una sobrecarga que asfixia tanto el proceso de enseñanza como el de aprendizaje. ¡Cuidado con los excesos en el ámbito educativo! Todo exceso suele manifestar una carencia. 

No voy a ser yo quien diga que en educación no es bueno disponer de muchos recursos, ¡claro que lo es! Eso sí, sirven cuando se hace uso de ellos con un propósito claro y en el momento adecuado. Los recursos son muy necesarios, pero más necesario es saber cuándo utilizarlos. Más vale poco para aplicar que mucho para adornar. 

Al igual que una planta que se marchita por recibir demasiada agua, la pirotecnia TPM (tecnológica, pedagógica y metodológica), lejos de enriquecer, puede apagar el verdadero potencial de nuestros alumnos e incluso el nuestro. No se trata de tenerlo todo, sino de saber usar lo que realmente importa y es útil. 

En nuestra búsqueda por ser docentes perfectos, capaces de atender cada necesidad y desafío con una solución instantánea, corremos el riesgo de perder de vista lo esencial: la conexión humana, la escucha activa, la atención a los ritmos individuales y la simplicidad que permite un aprendizaje más profundo y significativo.

No necesitamos ser maestros con un bolsillo mágico lleno de "cachivaches". No necesitamos ser los "Mozart" de la educación. Lo que realmente necesitamos es volver a lo básico: cultivar la paciencia, respetar los tiempos y ofrecer a nuestros alumnos las herramientas necesarias para que ellos mismos descubran, construyan y transformen su propio conocimiento.

Así que, en lugar de intentar ser docentes Doraemon, con recursos infinitos y soluciones para todo, busquemos ser docentes que acompañan a sus alumnos desde el conocimiento, la competencia y la evidencia; docentes que saben cuando dar un paso atrás y que permiten que sean sus alumnos quienes den un paso adelante para tomar la iniciativa; quienes aprendan a resolver, a equivocarse y a crecer. Solo así, podremos formar personas autónomas, críticas y verdaderamente preparadas para enfrentarse a los desafíos de la vida.

Este complejo de gato cósmico del que os hablo, muchas veces, nos lleva a pensar que más es mejor, sin darnos cuenta de que el verdadero aprendizaje florece y se enciende cuando dejamos el "bolsillo mágico" cerrado y abrimos nuestro corazón.

¿Te atreves a dejar de ser un docente Doraemon?


viernes, 18 de octubre de 2024

Procomún

 Procomún

El Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF) dispone de un espacio destinado a recursos educativos de aprendizaje, fundamentalmente por parte de la comunidad docente y el alumnado, pero también por el público en general. En Procomún se pueden buscar, consultar y descargar objetos de aprendizaje en distintos formatos, así como elementos multimedia.

El Espacio Procomún Educativo es una iniciativa del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes (MEFPD) que se sustenta sobre el Proyecto Agrega, enriqueciéndolo con nuevos elementos. Se concreta en un espacio web que integra objetos de aprendizaje y experiencias docentes constituyendo una Red inteligente, social y distribuida.

En el Espacio Procomún Educativo se encuentra el repositorio de Recursos Educativos Abiertos (REA) creado por el MEFPD y las Comunidades Autónomas, en el que la comunidad educativa puede encontrar y crear material didáctico estructurado, clasificado de forma estandarizada (LOM-ES), preparado para su descarga y uso directo por el profesorado y el alumnado.

La Regla de Napier: Multiplicación y División Simplificadas con Varillas para Docentes y Profesionales

La Regla de Napier: Multiplicación y División Simplificadas con Varillas para Docentes y Profesionales

10 INCOHERENCIAS DOCENTES

10 INCOHERENCIAS DOCENTES

En cuanto te paras a pensar en las incongruencias personales que cometemos como educadores, te das cuenta del camino que nos queda por recorrer para ser íntegros y no seguir atrapados en esa falta de coherencia donde no siempre hacemos lo que decimos. Sabemos que el ejemplo es uno de los mejores maestros, pero no siempre somos ejemplares en el aula, fuera de ella, o a lo largo de esa actividad digital que desarrollamos con mayor o menor acierto. Me he dispuesto a listar una serie de comportamientos habituales donde suele patinar esa congruencia que se nos supone:

 

1. Uso del móvil. Nos hartamos a despotricar sobre el uso y abuso que hacen los más jóvenes de sus dispositivos. Nos alarmamos por el exceso de tiempo que dedican a consumir contenidos digitales de todo tipo y, principalmente, como un medio de ocio personal y comunicación con sus allegados. Se supone que con más de 30 horas de consumo del móvil ya tenemos un problema incipiente de adicción. Sin embargo, ¿has mirado cuánto tiempo consumes al día? Es fácil saber este dato desde nuestro dispositivo y tal vez nos llevemos alguna sorpresa. En casa o en el aula no siempre somos capaces de mantener el móvil guardado y apagado con la excusa de alguna urgencia o para pasar lista en su caso.   

 

 2. Redes sociales. Al igual que con el móvil, los adultos también adolecemos de congruencia cuando nos sobreexponemos en las redes sociales más comunes: publicación de fotos personales en una cuenta con un perfil abierto, difusión de imágenes de familiares menores de edad (el peligroso sharenting), inclusión de comentarios inapropiados en las redes, consumo de tiempo excesivo o el proselitismo en el que caemos cuando desde la escuela animamos a usar las redes para comunicarnos con los estudiantes, compartir materiales o hacer ese marketing educativo de dudosa catadura moral cuando los protagonistas son menores. Cómo si no fuera suficiente con las medidas persuasivas que aplican las multinacionales del ramo para mantenernos atrapados sin aplicar los filtros necesarios. Eso no quita, evidentemente, que aboguemos y eduquemos por un uso sensato y profesional de unas aplicaciones que también pueden ofrecer conocimiento y oportunidades laborales. 

 

3. Lectura y escritura. Aquello de "hay que leer" ya dijo Pennac que debiera estar prohibido. Si consideramos abrir un libro como un acto subversivo, tal vez ganemos lectores. Sin embargo, es nuestra afición a la lectura y/o a la escritura la que puede animar a otros a engancharse a este viejo pasatiempo. La animación a la lectura, además de desde casa, también se puede hacer mediante conversaciones, debates, visitas culturales, o sencillas actividades donde damos importancia a los libros por encima de otros valores. Para ello, es necesario empaparse de libros habitualmente o escribir con asiduidad para trabajar esas competencias relacionadas tan necesarias. Sin olvidar la escasa lectura pedagógica que acumulamos a lo largo del tiempo.

 

4. Evaluación. Muchos aún confunden evaluar con calificar. Nos quedamos con esa nota final obtenida a través de una extensa hoja de cálculo donde se promedian un sinfín de ítems que no son revisados por los alumnos. Seguimos calificando y evaluando formativamente poco a pesar de lo que la norma nos indica o de lo que hemos señalado en nuestra programación con un simple corto y pego que luce a la perfección.

 

5. Compañerismo. Hay muchas formas de ser un buen compañero/a de trabajo: dejar el trabajo programado y disponible cuando deben sustituirte, implicarte en los equipos de trabajo docente, no aprovechar la antigüedad o los intereses personales en contra de los criterios pedagógicos de organización educativa, hacer crítica constructiva, etc. Ese trabajo en equipo que tanto demandamos al alumnado suele ser una carencia entre un profesorado acostumbrado en hacer y deshacer a su antojo o sin contar con el criterio de otros colegas.

 

6. Disculpas. Como docentes metemos la pata a menudo. No es difícil enfadarse con los estudiantes, tener un mal día o no estar afortunado con las palabras dichas en un momento determinado. Incluso con otros compañeros. El problema viene cuando exigimos disculpas a esos mismos alumnos o docentes mientras nosotros nos creemos actores impecables en nuestro cumplimiento profesional. Lo poco que cuesta una disculpa y lo mucho que previene...

 

7. Inteligencia Artificial. Nos subimos al carro de la IA por obligación, por convencimiento o por no quedarnos rezagados de la moda educativa de turno. Con facilidad despotricamos de los plagios cometidos por el alumnado mientras fusilamos recursos de otros sin hacer mención a las fuentes o copiando y pegando párrafos enteros del ChatGPT del momento. Y mira que cuesta poco citar y referenciar estas fuentes, así como comprobar la corrección de los materiales generados por unas aplicaciones que siempre tienen riesgos (alucinaciones, privacidad, medio ambiente, sesgos, etc.). 

 

8. Medio ambiente. Si todavía no has caído en el negacionismo climático (ahora tan moderno), puede que sigas presumiendo de reciclar botes y botellas o el aceite de tus fritangas. Incluso en casa, donde apagamos hasta la última bombilla, somos seres sostenibles casi perfectos. En los centros educativos ya es otro cantar: luces o aires acondicionados sin apagar o con las ventanas permanentemente abiertas, residuos sin separar, ordenadores constantemente encendidos, fotocopias a diestro y siniestro, o el uso de esa IA que ha provocado un aumento del consumo de energía de los centros de datos mayor al 92% de los países del mundo.

 

9. Inclusión. Delicado asunto. En el papel todos somos respetuosos con la diversidad en las aulas (y supuestamente fuera de ellas). Luego, nuestros comentarios más o menos desafortunados, por el nivel intelectual del alumno, su procedencia o el incordio que generan, ya son menos coherentes con ese respeto e inclusión debidos. Lamentablemente, hay discursos discriminatorios en las aulas que no cortamos para evitar problemas o discusiones incómodas. No sea que nos señalen o nos woketicen sin permiso.

 

10. Experiencia. Los docentes de FP, mayoritariamente, abogamos por la importancia de la formación práctica del alumnado. Somos conscientes de las bondades de la formación en la empresa y el impulso de una dualización eficaz y estratégicamente programada. Aún así, son pocos los docentes de FP que consideran llevar a cabo esa misma formación práctica en un centro de trabajo para actualizar sus conocimientos y competencias profesionales. Nos sumamos a otros tipos de formación por motivos bien distintos. Desafortunadamente, los incentivos y las normativa al respecto nos hace merecedores de esta última incongruencia.