Cuenta Eric Mazur, prestigioso profesor en la
Universidad de Harvard, que en sus primeros años de docencia utilizaba
la clase magistral tradicional, tal como habían hecho sus antiguos
profesores, para enseñar física con buenos resultados aparentes: sus
alumnos estaban satisfechos y, además, obtenían muy buenos resultados
académicos en las pruebas estandarizadas semestrales (Mazur, 2009). Pero
esos resultados que saciarían los deseos primarios de cualquier
profesor –los alumnos están contentos y encima sacan buenas notas– no
eran suficientes para un científico acostumbrado a analizar con espíritu
crítico todo lo que hacía.
Sigue leyendo...
Sigue leyendo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario