Frase educativa.

Todo lo que has aprendido es inútil si no lo usas, y estéril si no lo compartes.”. Gerardo Varela.
"Educar no es otra cosa que enseñar a dudar". Ortega y Gasset.
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo". Benjamín Franklin”


sábado, 20 de octubre de 2018

Conoce la nueva tendencia educativa que potencia el intercambio de ideas


Los makerspaces -literalmente, “espacios para hacer”- son espacios físicos  en los que un grupo de personas se reúne para compartir recursos, conocimientos mientras se elaboran proyectos en los que la cooperación, la creación de objetos físicos, el trabajo a través de la Red, o el uso de hardware abierto como Arduino y Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) como impresoras 3D, son prácticas habituales. Su aparición en entornos educativos, donde se encuentra cada vez más presente pese a las dificultades de implementación y recursos que plantea, es uno más de los muchos cambios provocados por la irrupción de las TIC en nuestras vidas, y el relego de las capacidades memorísticas del alumnado en favor de una mayor aprendizaje competencial y colaborativo, basado en la participación activa. Características que sientan como un guante a la corriente que ha dado a luz a estos makerspaces, y que ha sido lógicamente bautizada como movimiento Maker.
Los inicios de un movimiento
En los orígenes de este movimiento se cruzan las iniciativas vinculadas al Do it Yourself (DIY), popularizado durante la década de los cincuenta del siglo XX en los EE.UU. gracias a publicaciones como Popular Mechanics o Popular Electronics, y el auge de los hackalabs, o asentamientos físicos por comunidades abiertas que utilizan software libre para experimentar y así acceder a prácticas como el autoaprendizaje, el conocimiento libre de la informática o el activismo. Dos corrientes sin apenas relación entre ellas que fueron aunadas por Dale Dougherty cuando en el año 2005 impulsó el lanzamiento de la revista Make (actualmente disponible en formato digital) de tirada trimestral y centrada en proyectos DIY, que al año siguiente impulsaría la creación de una serie de Maker Faires en suelo estadounidense que pronto se extendieron por todo el globo. En estas ferias, los participantes llevaban a cabo conjuntamente y en equipo sus proyectos colaborativos. Al estar abiertas al público, estas primeras ferias provocaron su expansión a diferentes sectores sociales y profesionales de la población bajo la forma, más reducida que la de las ferias pero con idénticas intenciones, de los makerspaces. Genéricamente, estos lugares no se encuentran vinculados a ningún sector profesional o social determinado, y desde sus primeras apariciones en entornos relacionados con una visión libre del uso de las TIC han ido calando en otros tan dispares como el científico, el artístico o, también, el educativo. En este último campo, y pese a que existen numerosos docentes que utilizan sus propios makerspaces para ensayar e investigar sobre su profesión, nos ceñiremos a los beneficios y características propias que un espacio maker puede tener sobre el alumnado.
Aprendiendo a través de la acción
La filosofía de trabajo que vehicula los makerspaces, educativos o no, es la de la cooperación y el intercambio de ideas, pero siempre en aras de lograr una serie de objetivos que no pretenden cubrir una necesidad curricular, si no satisfacer de forma interdisciplinar la curiosidad y capacidad de sus participantes a través del principio de Learning by doing o Do it yourself (DIY). Una serie de principios que, aplicados en entornos pedagógicos suponen una adaptación prácticamente autogestionada del aprendizaje por proyectos y en la resolución de problemas que se ve muy beneficiada por la variedad de alumnos que puede acoger. Ya que, al contrario de la distribución tradicional del alumnado en las aulas, por cursos y materias específicas, los makerspaces educativos permiten la participación de alumnos de todas las edades y áreas del conocimiento. Esta particularidad, que requiere unos mínimos de gestión, organización, y respeto mutuo por parte de los miembros del makerspace y de una mínima supervisión por parte de la autoridades docentes de la escuela, repercute en un continuo intercambio de ideas entre unos y otros de cara a lograr el mejor resultado posible… y a que los unos aprendan de los otros sobre materias que desconocen, en un ambiente colaborativo basado en la experimentación y en el ensayo y error pasando del mentado DIY al más rico DIT, de Do it Together. El aspecto colaborativo propio de los makerspaces entronca además con una visión constructivista de la educación ya que, gracias a la interdisciplinaridad que aloja, sus participantes pueden aprender de forma más general y a partir de una visión de conjunto creada entre todos ellos. Pero, más allá de la apuesta por lo físico y la práctica en talleres organizados en los makerspaces, esta perspectiva holística del aprendizaje tiene por lo general un cariz tecnológico y comunicacional, heredado de los orígenes informáticos del movimiento maker. Lo que lo aproximan al pensamiento computacional, o a la educación integrada STEAM, pese a que eso, como ocurre respecto a la disponibilidad de espacios para el makerspace dentro o fuera de la escuela, implica la obtención de unos recursos determinados como una buena conexión a Internet, la adquisición de software libre y adaptable a las posibilidades de los alumnos, o de impresoras 3D que permitan la creación de herramientas necesarias para llevar a cabo los proyectos que se deseen. Aunque el elemento más importante para hacer de un makerspace un lugar de aprendizaje es el impulso estudiantil de aprender para poder hacer, y el de hacer para recordar lo aprendido y poder compartirlo con los demás compañeros de espacio, o de las redes sociales.
¿Existen makerspaces en vuestra escuela, o espacios similares vinculados a vuestro centro? ¿Qué efectos tienen sobre los procesos de aprendizaje de vuestros alumnos? Esperamos que compartáis vuestras experiencias al respecto con todos nosotros, al igual que este post con vuestros contactos.
Para saber más:
TEDxTalk We are makers, por Dale Dougherty (VOSE).
Espacios de creación digital, Makerspace para trabajar competencias transversales en educación secundaria, por Moussa Boumadan Hamed.

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