Frase educativa.

Todo lo que has aprendido es inútil si no lo usas, y estéril si no lo compartes.”. Gerardo Varela.
"Educar no es otra cosa que enseñar a dudar". Ortega y Gasset.
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo". Benjamín Franklin”


miércoles, 27 de enero de 2016

El docente como camaleón: adaptarse a las circunstancias

"El buen profesor no nace, se hace." José Antonio Marina

Para muchos de nosotros, el camaleón es un animal curioso por su capacidad para cambiar el color de la piel, adaptándose al entorno. A pesar de lo que habitualmente se piensa, los camaleones no cambian de color para camuflarse sino para encontrar pareja y para amedrentar a otros animales ante posibles conflictos, es decir, para alcanzar objetivos vitales de gran importancia.

Esta habilidad del camaleón de estar presente en un entorno sin ser visto es especialmente interesante para los docentes. Tradicionalmente las aulas de las escuelas estaban diseñadas para facilitar la visibilidad del profesor, para que fuera el centro de todas las miradas. Eso le permitía mantener la disciplina y ser el garante de la transmisión del saber.

Pero en la escuela actual, el papel del docente es otro y ya no necesita ser el centro de atención, sino todo lo contrario, su propósito es estar presente y tener la capacidad de pasar inadvertido cuando así lo considere oportuno, para permitir que sus alumnos sean los constructores de su aprendizaje. El docente ya no es el transmisor del saber sino el posibilitador del aprendizaje.

La relación enseñante/estudiante se ha entendido como una relación entre opuestos, como un conflicto, cuando en realidad el verdadero aprendizaje se produce en el encuentro entre ambos.

El "docente camaleón" es el maestro del siglo XXI: es capaz de adaptarse a las circunstancias del aula, a las necesidades e intereses de cada uno de sus alumnos, a la realidad del mundo y la sociedad...

La diversidad y la diferencia en el aula no es la excepción, como se ha considerado habitualmente, sino que es la norma. Por tanto, la personalización del proceso de enseñanza/aprendizaje es una necesidad imperiosa.

Tenemos tendencia a considerar la figura del docente como algo único e inalterable, como si siempre tuviera de comportarse y actuar de la misma manera en el aula. Pero eso no es así, la figura del docente es múltiple, es flexible, es adaptable. El docente en su aula debe presentar diversas actitudes y comportamientos. En ocasiones debe desaparecer; otras, debe sorprender. A veces debe preguntar; otras, responder. A veces debe provocar; otras, sugerir.

Para transmitir a sus alumnos, un docente debe hacerles pensar, experimentar, recordar... pero también reír, llorar, sentir... ese el único camino para que alcancen un aprendizaje significativo que les servirá para tener una vida más plena. Y eso solo se consigue con más y mejor formación docente.

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